Traducción libre a cargo de Rubrum Virgo.
Introducción a la edición del facsímil del manuscrito num.1 de la Biblioteca de la Abadía de Montserrat, a cargo de Don Francesc Xavier Altés i Aguiló.
INTRODUCCION
La Biblioteca de la Abadía de Montserrat guarda como primer volumen de su fondo manuscrito el códice que actualmente es conocido con el nombre de Llibre vermell de Montserrat. Este códice, que debe su título al color de las cubiertas, se copió en 1399, y está considerado el más notable espécimen salido del escritorio montserratino.Su contenido, de gran variedad, lo convierte prácticamente en una miscelánea de textos teológicos y devocionales destinados, originariamente, a los monjes y a los presbíteros seculares encargados del cuidado pastoral de los peregrinos de Montserrat. De ahí que, junto con textos de origen ciertamente montserratino (como por ejemplo milagros, privilegios, indulgencias, romerías, homilías, estatutos de la Cofradía), encontramos otros con un cariz y un uso más general, como por ejemplo devocionarios, tratados teológicos o morales, descripciones y alabanzas del universo creado, o una guía de iglesias para el peregrino de Roma. La compilación, a pesar quizás de la voluntad del compilador, constituye un libro singular tanto por sí mismo y en cuanto a la expresión de la piedad popular en Montserrat, como por su calidad de testimonio de una época y reflejo de la cultura montserratina que exuda.
Cuando el códice se escribió, Montserrat ya hacía muchos años que había entrado en los círculos de los grandes santuarios y de los centros de peregrinaje más famosos del mundo cristiano occidental. Además de la gente del país, subían romeros provenientes de gran parte de la Península y de las regiones cercanas al otro lado de los Pirineos. Además, se había convertido también en lugar de visita casi obligado para los peregrinos de San Jaime de Galicia procedentes de Italia, para los que hacían los caminos del Languedoc y para los que, procedentes de las Islas u otras comarcas del Mediterráneo, empezaban su peregrinaje en el puerto de Barcelona.
Los caminos de Montserrat se llenaban de peregrinos. Para facilitarles el acceso, los priores de Montserrat hicieron construir el majestuoso puente de piedra sobre el río Llobregat a la entrada de la villa de Monistrol. Y el rey Pere III de Cataluña-Aragón, por su parte, hacía veinte años que había mandado asfaltar nuevamente los escarpados caminos de la montaña de Montserrat y erigir en el camino (entonces principal) de Collbató en Montserrat siete cruces de piedra coronadas con relieves del escultor Pere Moragues que representaban los siete gozos y los siete dolores terrenales de la Virgen María para acompañar piadosa y evocadoramente a quienes hacían la cuesta de Montserrat. La autoridad real velaba también por los peregrinos, y controlaba la procedencia política y el orden público por medio de guias y salvaguardas personales y colectivos, concedidos y renovados por todos los monarcas desde Jaume I. Eran estos peregrinos ocasionales, y también los miembros de la Cofradía de Montserrat, fundada en 1220, quienes principalmente divulgaban los hechos maravillosos de que Dios obraba por la intercesión de la dichosa Virgen Maria, tal como había hecho un siglo antes el rey Alfonso X de Castilla-León, el cual, haciendo de trovador mariano, había recogido seis milagros en sus Cántigas de santa María.
La llamada taumaturgia de Montserrat atraía también un buen número de peregrinos, a menudo enfermos. La afluencia continuada de los romeros y las aglomeraciones con ocasión de peregrinajes colectivos o de las principales fiestas anuales comportaban, en un lugar tan singular y aislado, unos servicios de acogida material que durante todo el siglo XIV se fue adecuando a las nuevas necesidades, de acuerdo con las posibilidades, los medios y el estilo propios del santuario. Junto al avituallamiento gratuito de los romeros, se había planteado el problema del hospedaje, agravado por el especial clima de Montserrat. Durante el siglo XIV hubo una gran actividad arquitectónica en el santuario: cabe destacar la construcción de hospederías y del gran porche o claustro, popularmente conocido con el nombre de los Lagartos, con el cual se amplió o bien se sustituyó el porche o galilea de la iglesia, documentado desde el comienzo del siglo XIII. La ampliación del pequeño templo en 1327 también está relacionada; la costumbre o la necesidad de pernoctar engendró posiblemente el piadoso velatorio de los romeros. Otras obras, como el campanario, proyectado en 1327 y edificado el 1339, la consagración del nuevo altar mayor en 1341 o la construcción, entre el 1360 y el 1370, de la capilla de las Once Mil Vírgenes, adornada en 1373 por el escultor Pere Moragues con el conjunto sepulcral del prior Jaume de Viveros, revelan nuevas necesidades y funcionalidades del conjunto. A pesar de los esfuerzos, el problema del hospedaje subsistió, como se deduce de uno de los sermones del códice, pero los peregrinos no cesaron de ir a Montserrat. De aquí que hubiera que encarrilar también las expresiones musicales piadosas y festivas de la multitud con la creación de un repertorio de cantos populares adecuados al lugar.
La ocasional presencia de nobles, prelados, eclesiásticos y, particularmente, de los reyes o de miembros de la familia real en Montserrat aumentó indudablemente la llamada del santuario. La casa real subía desde antiguo, tanto por devoción como para encomendar a Dios sus proyectos políticos y militares. En esta época tenía paradores a la manera de un palacete. La devoción que profesaba el rey Joan I, desde antes de acceder al trono, era muy conocida por todo el mundo, y no resulta nada extraño que lo eligiera como lugar para su sepultura, si bien sus restos acabarían en el panteón real del monasterio de Poblet. Él fué quien quiso cumplir el deseo, largamente acariciado por su padre Pere III, de ver el priorato de Montserrat erigido en abadía independiente de Ripoll, y lo instó a la corte papal en 1387 cuando se puso bajo la obediencia de los papas de Aviñón abandonando así la política de neutralidad de su padre en el Cisma de Occidente. La petición fue atendida al cabo de veinte años, una vez hubo desaparecido el único obstáculo con la muerte del prior de Montserrat Vicenç de Ribes.
Partidario decidido de la obediencia a Roma, el prior Vicenç de Ribes (1385-1408), monje de Ripoll, conservó la amistad de los reyes y el respeto de sus adversarios, que no consiguieron de seducirlo con la promoción a el abadiado de Ripoll. Poco antes de su muerte, el papa romano Inocencio VII lo recompensó con el título cardenalicio; su obediencia romana, sin embargo, ya había conseguido para Montserrat otro privilegio más importante en 1397, cuando el papa regente, Bonifacio IX, concedió la posibilidad de obtener la indulgencia de Santa Maria de la Porciúncula durante la fiesta patronal del ocho de septiembre. Este privilegio papal, muy importante para la época, reportó seguramente un nuevo flujo de peregrinos a Montserrat, que había que atender, especialmente en la confesión sacramental, para que pudieran ganar dicha indulgencia.
La diversidad y la complejidad de razones y objetivos que movían a los peregrinos de Montserrat exigía, pues, por parte de los monjes y de los presbíteros seculares que servían el santuario, una preparación, unas orientaciones y unos textos pastorales con los cuales poder ayudar a la fe y la piedad de las multitudes que llegaban. El Llibre Vermell es una muestra casi única en su género. De ahí que, por esta razón y por otras, ya desde finales del siglo XVI el códice pasara al archivo del monasterio, y a comienzos del siglo XVIII fuera asignado al cajón núm. 4 (uno de los principales), donde se conservaba la documentación relativa a los orígenes de la casa y a los hechos capitales de la vida y organización del monasterio-santuario.
UN LIBRO DE CONSTANTE ACTUALIDAD
Los estudios que desde hace un siglo se vienen haciendo sobre el Llibre Vermell, y especialmente la divulgación histórica e informativa, le han conferido una popularidad casi mítica, que lo identifica solamente con las danzas y cantos destinados a los romeros. Esta parcialización, no obstante, no es nueva. Cada época se ha ocupado de resguardarlo con intereses y ópticas históricas y culturales muy diferentes.
Para los historiadores montserratinos de los siglos XVI y XVII (y, para toda la historiografía de la que depende) la importancia del códice quedaba prácticamente limitada a su venerable antigüedad, la cual a sus ojos servía para justificar históricamente unos pretendidos orígenes del culto de la Virgen María en Montserrat y del monasterio-santuario. Interesaba, pues, sólo como testimonio de conocidas narraciones populares: la vida virtuosa del ermitaño montserratino fray Joan Garí, su triple pecado y el cumplimiento de la inhumana penitencia que le fue impuesta; el hallazgo de la imagen de la Virgen María en una cueva de la montaña y el origen de su santuario; la milagrosa intercesión de la Madre Dios en Montserrat al resucitar de la muerte a la hija del conde de Barcelona que fray Garí había violado, degollado y sepultado en la ermita ; el fin ejemplar de fray Garí en Montserrat y la posterior fundación condal del monasterio femenino, transferido más tarde a los monjes benedictinos de Ripoll.
Aun así, todo este anecdotario y la interpretación de los primeros documentos sobre la Montserrat de los siglos IX y X, más la breve versión latina de la vida de fray Garí escrita en las dos primeras hojas (hoy perdidas) del Llibre vermell no satisfacía plenamente el interés de aquellos historiadores. Ellos preferían la misma revisión latina más detallada de otro códice montserratino escrito también sobre pergamino. Esta asimilación de los dos manuscritos reportó confusión, en parte deseada, incluso en su datación; de forma que, entre los divulgadores de la época, se menciona constantemente un único y equívoco códice muy antiguo de pergamino, que muy pocos historiadores vieron porque la mayoría no trabajaron (o bien no pudieron trabajar) de primera mano. La pérdida del antiguo archivo montserratino y de las compilaciones históricas escritas por sus archiveros nos ha privado sin duda de noticias y utilizaciones preciosas en esta línea; aun así, podemos constatar claramente la tradicional utilización y confusión de los dos códices en un compendio de historia de Montserrat elaborado en 1715 por Don Miquel López, monje y maestro de la escolania de Montserrat, para complacer la petición de los monjes mauristas de Saint-Germain-des-Prés, que tenían en proyecto un monasticum hispanicum y gestionaban junto al duque de Orleans la edición de su obra musical completa. Este historiador ocasional, al tratar la vida de fray Garí, copió literalmente un texto latino conservado en unos codices antiguos del archivo de Montserrat. En realidad este texto no era otro que la narración perdida que encabezaba la compilación de milagros montserratinos del Llibre vermell.
Con los inicios del criticismo histórico el códice comienzó a ser observado bajo nuevas perspectivas que marcaron un rechazo del uso histórico tradicional que se había hecho hasta entonces. Fue Pèire de Marca, visitante general de Cataluña durante la Guerra de los Segadores, quién lo interpretó desde esta nueva visión con ocasión de una breve noticia histórica de Montserrat, hecha a manera de ex-voto mariano, que compuso durante su estancia en Montserrat durante las fiestas de semana santa y pascua del año 1651. Lo que más le llamó la atención de este códice, «in ueteri membrana ante trescentos annos perscripta», no fue precisamente la historia de fray Garí (que consideró documentalmente insostenible), sino el libro de los milagros y, especialmente, la concesión de la indulgencia de la Porciúncula en Montserrat en 1397. Estos dos hechos parecen constituir para él los grandes hitos del origen y del desarrollo del peregrinaje en Montserrat y del monasterio-santuario.
A pesar de la persistencia y reacción de la historiografía tradicional representada por la historia de Montserrat publicada por Pere Serra y Postius, a partir de la segunda mitad del siglo XVIII encontramos las primeras referencias y utilizaciones modernas del Llibre vermell. Son noticias, en las cuales se mezcla el interés codicológico y el documental, debidas a tres historiadores muy conocidos: el P. Jaume Pasqual, el archivero montserratino don Benet Ribas y el dominico P. Jaume Villanueva. De su valor y de sus límites, hablaremos a continuación; De momento me limitaré a poner en relieve la atención que les merecían los cantos de los romeros. El P. Pasqual copió, o mandó copiar, el Imperayntz hacia el año 1771. Unos años más tarde Don Ribas, que consideraba los cantos catalanes del códice como las piezas más raras conservadas en el archivo montserratino, habría querido editarlos si hubiera salido adelante un proyecto de historia de Montserrat que le había sido encomendado en 1789. Sería, sin embargo, el P. Villanueva, que visitó Montserrat en 1806 para buscar datos destinados al viaje histórico erudito que llevaba entre manos, quien, junto con la primera noticia impresa, publicaría Rosa plasent, canto que hoy día, no está en el códice.
La publicación del texto del Rosa plasent, con el título de birolay, en un momento en que se consideraba definitivamente perdido el Llibre vermell durante el saqueo y el incendio de Montserrat del año 1811, causó un verdadero impacto, consecuencia de lo cual se iría desarrollando hasta la recuperación del códice. La nueva actualidad del códice, marcada por el sello de una mítica supervivencia, se inició con la popularización propiciada por la literatura romántico-patriótica, salida principalmente de las plumas de Pau Piferrer y de Víctor Balaguer, que veía en el códice todo un símbolo del Montserrat medieval. Mientras tanto, como contrapartida erudita, los recopiladores y estudiosos del cancionero tradicional catalán y de la poesía trobadoresca incorporaban Rosa plasent a sus compilaciones y vivían atentos ante el posible hallazgo de alguna de las otras canciones catalanas del códice perdido.
Fueron ambas corrientes las que en 1879, poco antes de la celebración del supuesto milenario de la invención de la santa imagen de Montserrat, resucitaron nuevamente el Llibre vermell. Por inspiración del canónigo Jaume Collell, se adoptó el nombre de Virolai para el himno popular compuesto por padre Cinto Verdaguer que comienza "Rosa de abril" como réplica o reminiscencia de aquel Rosa plasent. Y todavía en plena celebración de las fiestas del milenario, por septiembre de 1880, el canónigo vicense, desde las páginas de «La Voz del Montserrat», aseguraba que Marian Aguiló había encontrado la antigua melodía del Rosa plasent. En realidad no existía tal hallazgo sensacional, como muestra la lectura de la carta de Aguiló del año 1879 a partir de la cual Collell construyó aquella conjetura. Aun así, la afirmación del canónigo había sido dada por buena, y todavía en nuestros días hace sospechar si entre los padres dispersos de Aguiló no existiría al menos una transcripción de esta melodía, o incluso la hoja correspondiente del Llibre vermell. Lo que en realidad tenía Aguiló (y lo confirman sus papeles) eran dos copias de otro canto del Llibre vermell, el Imperayntz. La una, muy tosca y con casi toda la melodía, proviene de las antiguas páginas 121-124 del volumen tercero de los Sacra antiquitatis Cataloniae monumenta del P. J. Pasqual, como lo demuestra una copia conservada en el Archivo de Montserrat hecha antes de que fueran arrancadas. La otra copia también trae toda la letra, pero solamente una línea de melodía, y parecía escrita por la mano del archivero montserratino Don Benet Ribas. Aguiló, tal y como comunicó a Collell en 1879, pensaba editar el Imperayntz en su cancionero gótico tan pronto como F. Asenjo Barbieri le solucionara los problemas de transcripción musical que nadie le había resuelto hasta entonces. Sin embargo, posteriormente, a pesar de haber enmendado la primera de las copias sobre el códice ya reencontrado, abandonó esta idea y publicó otras coblas de Montserrat.
La insistencia del canónigo Collell en hablar siempre del Llibre vermell hace sospechar si no tenía ninguna pista sobre su poseedor. Cuando menos, es evidente que posibilitó el reencuentro. Fue él mismo quién el mes de agosto del 1885 dió la voz de alarma al aparecer el códice en Vic, y se ocupó de las negociaciones de venta para salvarlo de la exportación. El manuscrito fue adquirido el día 21 de aquel mes por el abad de Montserrat, Josep Deàs, con una generosa aportación del obispo de Vic Josep Morgades.
El códice reaparecía setenta y cinco años después de la Guerra de la Independencia Española y al cabo de ochenta de que lo hubiese tenido en las manos en Montserrat el P. J. Villanueva, que lo había hecho famoso. Espontáneamente nace la curiosidad por conocer los caminos que siguió el códice en esta digamos desaparición salvadora. La pregunta no es nueva y ya intentó responderla Don Anselm M. Albareda al describir por primera vez el Llibre vermell. Su hipótesis, fundamentada sobre suposiciones aparentemente verosímiles, ha sido dada posteriormente por probada. La explicación parte del testimonio del P. Villanueva, que vio el códice entero en 1806, y de la familia del último poseedor, descendiente de los marqueses de Llió, para concluir que el códice no había seguido la suerte del resto del archivo, porque quizás estaba fuera en el momento del desastre de 1811. A partir de esta verosímil hipótesis se conjeturó que el volumen quizás había sido prestado por Don Benet Ribas, miembro de la Academia de Buenas Letras de Barcelona, al marqués de Llió, que fue su presidente, y así habría permanecido en su poder. Sin embargo, esta segunda parte de la explicación, no concuerda con la cronología de los marqueses de Llió, Josep Francesc de Mora y Cató (1694-1762) y Domènec Feliu de Mora y de Areny (1731-1792), presidentes de la Academia. E incluso aceptando esta versión de los hechos resulta difícil de explicar las numerosas mutilaciones y los efectos de una humedad persistente que el códice habría sufrido en la biblioteca de los marqueses de Llió, puesta a la venta y dispersada en 1909. Hace falta, pues, esperar que alguna prueba documental aporte una nueva luz a esta cuestión.
DESCRIPCIONES ANTIGUAS Y RECONSTITUCION DEL CODICE
Afortunadamente, antes de que desapareciera del archivo de Montserrat el códice había sido descrito poco o mucho por varios autores, las noticias de los cuales nos son ahora de gran utilidad para poder establecer con certeza el alcance real de la mutilación del códice y conocer algunos de los textos que faltan. Aún a pesar de que algunas son muy generales o imprecisas para nuestro cometido, o bien son puras repeticiones, aquí sólo utilizaremos las más detalladas de entre las de primera mano.
Por lo pronto, hay que advertir que estas descripciones o referencias antiguas son muy parciales (en parte debido al carácter misceláneo del códice), y todas son erróneas en la datación del códice porque consideraban como colofón del Llibre vermell, uno de los textos que fué recopiado. Ciertamente, estas circunstancias, junto con la mutilación del códice, no han facilitado los intentos de identificar y de relacionar las descripciones antiguas en base a reconstituir el contenido de las lagunas y señalar la posible ubicación en el interior del códice de alguno de los textos perdidos.
Privado el Llibre vermell de las primeras dieciséis hojas, se plantea ahora si poseía un título general o bien con qué nombre era conocido. El silencio de los autores en este punto es unánime, y siempre remarcan, en cambio, su carácter misceláneo. El canónigo J. Collell propuso, a raíz de su adquisición, denominarlo Liber aureus (Libro de oro) de Montserrat, pero esta propuesta, repetida todavía posteriormente, no tuvo eco. El título actual de Llibre vermell hace referencia al color de las cubiertas, tal como pasa con otros códices singulares que se conservan en los archivos, pero no responde a ninguna antigua denominación. En el antiguo archivo montserratino se denominaba Libro rojo o Liber rubeus al cartulario de Montserrat escrito a mediados de siglo XIII.
Las principales lagunas que presenta ahora el códice quedan muy patentes en el gráfico de descripción y de reconstitución de los cuadernos publicado más adelante junto con la descripción interna del códice. Hay dos lagunas notables. La primera afecta a las primeras dieciséis hojas, y al parecer fue provocada por la humedad, que las pudrió; los efectos de esta humidificacion son todavía muy visibles en los primeros folios, en el ángulo superior derecho de la primera mitad del códice, y presentes casi en el resto de las hojas, donde afectan especialmente a la tinta del calígrafo capitular. La otra laguna considerable se encuentra entre los actuales folios 74 y 77, y afecta dos pliegues, en los cuales fueron arrancados la mayoría de las hojas.
En el primer folio del códice, según explica Don B. Ribas, había una miniatura (posiblemente de medidas parecidos a la del actual folio 30) que representaba la historia de fray Joan Garí, seguida de la rúbrica Qualiter Monasterium Montisserrati fuit fundatum miraculose y de la versión latina corta de la vida del ermitaño montserratino. El largo incipit que da el archivero montserratino, ha permitido identificarla con toda certeza con la transcripción publicada por Don Miquel López en su historia ocasional de Montserrat mencionada más arriba. He aquí el texto:
«Fuit in istis montaneis de Monte serrato vir quidam heremita qui vocabatur Ioannes et cognomen eius erat de Guarino, qui quidem elegit sibi vitam et dies suos finire in Dei servitio, in quodam spelunca quae apparet in istis montaneis satis prope Monasterium devotae Matris Christi, in spelunca quae communiter nominatur et dicitur de Guarino; recipiendo et retinendo nomen a proprio nomine ipsius heremitae qui hoc cognomen habebat de Guarino. Qui quidem Ioannes de Guarino heremita cum per multum temporis spatium poenitentiam et vitam laudabilem in ipsa spelunca duceret, adfuit sibi et venit pluries hostis antiquus, suis bonis invidens, machinando diversimode et sub diversis speciebus in variis jactationibus mundi et aliis vanitatibus. Quo casu accidit quod ipse heremita dixit quadam die dicto diabolo cur ipsum tentaret evitando ipsum a se per hunc modum: Vade Sathana, non habebis potestatem ut me possis in iis tribus criminibus involvere, scilicet, ut commitam homicidium nec dicam mendacium neque carnale comitam peccatum. Quibus verbis ipse diabolus reputans se multum illusum, viam suam ad antra baratri assumens, retulit praedicta verba ministro suo et totius cohortis, et incitati sunt universi ab ipso ministro scelerum, si quis eorum tantae esset artis et scientiae qui super iis operi finem daret. Super quibus obtulit se finem daturum quidam spiritus malignus, sibi si daretur socius alius spiritus, quod factum est. Unde reddens ab ipso baratro praecepit minister scelerum alteri spiritui quod se includeret et intraret in corpus cuiusdam Domicellae filiae nobilis Comitis Barchinonae, et si quis inde ad exiendum inde conjuraret responderet inde numquam exire nisi ad orationem Ioannis Guarini, quod ita factum est. Alter vero spiritus malignus, speciem sanctorum Patrum et alterius heremitae assumens, venit ad cellam dicti Ioannis heremitae de Guarino et sub specie boni cooperando malum, retulit ei de sanctorum Patrum actibus, sub quibus quidem verbis, idem heremita suscepit eum in amorem et gratiam. Ex eo tempore Dominus nobilis Comes Barchinonensis, voluit dictam filiam suam a tanta spiritus maligni vexatione posse liberari, fecit interrogari ubi erat Ioannes heremita praedictus per quem dicta filia sua erat a maligno spiritu liberanda. Quo interrogato scivit ipsum esse in montaneis de Monte serrato, et missit ad eum filiam suam. Et dum nuntii eius praestarent dicto heremitae dictam filiam Comitis pro liberatione eiusdem, dictus Ioannes heremita de Guarino multa cordis admiratione et animi anxietate in se super iis tacitus consuluit dictum alium malignum spiritum, quem patrem sanctum et verum hominem praesumebat ut erat sub specie hominis, et dixit ei quid super hoc esset agendum. Cui ille respondit: Retine tecum ipsam domicellam et alii recedant quia tu non habes ubi recipi possint nec de quo possint vivere; tu vero orando eisdem reddes sub brevi temporis spatio dictam filiam Comitis liberam. [18] Quod sic factum est. Et dum in dictam cellulam intraret ipsa domicella, ad ipsius praesentiam dictus Ioannes de Guarino heremita peccati carnis infamatione motus est, ita quod habuit dimittere ipsam cellulam ne ei contingeret cum ea peccare. Dictus vero malignus spiritus qui sub specie sancti patris erat, dixit ei, cum praedicta sibi retulisset, exponendo quod perfectorum sanctorum patrum erat de peccatis habere tentationes et experientiam, sicut de Beato Paulo et de Beata Maria Magdalena, qui de peccatis habuerunt experientiam, et sanctiores postea sunt probati; et quod propter illud peccatum ex quo erat inflamatus tanta carnis luxuria, non relinqueret cellam suam. Sub quibus verbis regresus est ad ipsam cellam, et sic luxuria inflamatus cum dicti maligni spiritus admonitione, peccavit cum ipsa domicella. Postea, conversus ad cor poenitens iterum reversus est ad ipsum falsum patrem petens ab ipso consilium. Cui ille: tu non tantum foedasti tuum statum seu vitam seu totum sanctorum Patrum statum, melius tibi esset occidere dictam puellam et eam morti praebere quam te, et antiquos patres sanctos tanto crimine diffamare. Dum ergo parentes eius seu nuntii ad te recursum habuerint pro ipsa, dices eis quod a te recesserit sana et incolumis et nescis si ad propria remeavit. Quod ita subsequtum est. Nam ipse heremita occidit dictam puellam et posuit eam in quodam tumulo de lapide scisso in ipsa spelunca, quae adhuc apparet, et alia dixit nuntiis ut dictum est: et tunc demonstravit se illi diabolus, et dixit illi: modo peccasti in omnibus de quibus me illusisti, et recessit ab eo. Ipse vero reversus ad cor poenitens, egit poenitentiam de praedictis. Postque ipse Ioannes heremita Romam ad limina Apostolorum fecit peregrinagium, revelans vero sancto Papae qui tunc erat illusionem quam sibi fecerat diabolus; recepit ab ipso in poenitentiam pro praedictis, quod iret per viam qua pergeret pedibus et manibus inclinatus usque dum ab Altissimo remissionem de peccatis obtinuisset. Quod et factum est. Et dictus Ioannes itineravit ad dictas montaneas de Monte serrato et fecit ibi poenitentiam et duxit vitam arctam et multum strictam per septenium et amplius; quousque a casu et fortuna per eundem locum nobilis Comes ante dictus Barchinonensis quaerendo venationem fecit transitum, et a canibus ululantibus inventus est nudus et pilis coopertus. Quem quidem quidem cum vellent laedere ipse Comes nullatenus permissit sed Barchinonam ad suum Palatium perduxit. Et dum ibi stetisset per aliquod temporis spatium, quaedam nutrix filii eiusdem Comitis trimestris inspiciebat ipsum, et in eius brachiis dictus infans locutus est haec verba: O Ioannes heremita a Deo remissionem obtinuisti de peccatis. (In aliis antiquis etiam codicibus sermone patrio legitur: Llevat Joan Guarin que Deu ha remès ton pecat. Id est: Surge Ioannes Guarin, Deus enim transtulit peccatum tuum. Tunc vero ipse Ioannes surrexit et narravit ipsi Comiti singula quae sibi acciderant. Comes vero el Comitissa interrogaverunt ubi sepelierat dictam domicellam eorum filiam, et cum respondisset quod in dictam cellam suam, eo Comes et Comitissa antedicti cum Ioanne de Guarino convenerunt ubi sepulta fuerat, et lapidibus et ramis evulsis quae super erant invenerunt dictam domicellam a septenio et amplibus sepultam vivam et incolumem per Dei gratiam et B. Mariae adiutorium. Quae quidem Domicella ad Dei laudem vixit multo amplius et noluit nubere; sed rogavit parentes eius Comitem et Comitissam ut ob Virginis Mariae laudem et honorem caenobium Imagini Beatae Mariae Virginis aedificarent; quia ut ipsa domicella in visione didiscerat eundem locum Deus ad Virginis Mariae laudem multis prodigiis insignitum elegerat. Ipso praestante qui cum aeterno Patre et Spiritu Sancto vivit et regnat etc.»
La narración, considerada aquí muy probablemente como el primer milagro hecho en Montserrat por la intercesión de la Virgen María, acaba con la forma doxicológica Ipso prestante, que reencontraremos a continuación en otro milagro, y se repite con términos semejantes al final de otras narraciones de milagros conservadas en los folios 1, 4v., y 21.
En el segundo folio comenzaba (en la mitad inferior del recto, según se deduce del cálculo de letras, espacios y abreviaturas del texto anterio) un milagro copiado en los papeles del P. Pasqual y publicado por el P. Villanueva:
«Cum quadam die vigilantes Peregrini et Romipetae numero centum et amplius ex diversis regionibus et locis in die festi Passionis Domini essent in Ecclesia Sanctae Mariae de Monteserrato, facta hora noctis media factum est quoddam lumen multum lucidum et splendens sed non comburens, a celo missum et descenderet in presentia omnium vigilantium praedictorum per rectitudinem de super altari in praedicta Ecclesia Sanctae Mariae de Monteserrato, et disposuit se ipsum in uno tantum radio in capite seu Corona Imaginis Sanctissimae Virginis Mariae quae ibi est multum devota et sancta, et non invenitur inquam esse manibus hominum factam. Afflato tamen aliquantulum ex lumine ipso capite seu corona ex radio ipsius luminis per tres per Dei gratiam et ipsius piissimae Matris fracti sunt radii, qui tres radii totam ipsam Imaginem infra clamidem ejus divinis flammis et ignibus repleverunt. Dicti vero Romipetae et peregrini territi et mirantes de eisdem quae viderant, timebant ne forte combureretur ipsa Imago et omnia quae ibidem aderant. Pulsaverunt cimbala et Monachos cunctos et alios dicti loci servitores ad videndum dictam visionem excitarunt, maxime ut darent operam ne dicta Imago Sancta combureretur. Et omnibus admirantibus et conspicientibus, eodem tempore et hora, de tribus radiis ipsius luminis unus factus est, quod lumen eandem Sanctam Imaginem illesam et incorruptam, immo potius, e sancto flamine afflatam dimisit, et in cSlestibus nubibus a quibus venerat, exarsit. Quod fuit actum in die Passionis praedicto Imaginis Domini, quo die festum Salvatoris celebratur per totam DiScessim Barchinone. Ipso prestante.»
Los milagros se iban desarrollando uno tras otro, primero con una serie de narraciones no datadas, continuada por una segunda serie con milagros datados que se iniciaban el 25 de noviembre del año 1307 y acababan en el antiguo folio XXXVIIv. (el actual folio 20v.) con los correspondientes en el año 1397. La comparación de estas indicaciones de Don Benet Ribas con lo que falta del libro de los milagros nos brinda la ocasión de hacer algunas remarcaciones y constataciones complementarias. En efecto, el texto del primer folio de nuestro Libro rojo pertenece a la segunda serie de milagros. El primero trae el núm. 63 y está datado en 1325. Esta serie se cierra al folio 8v. con un milagro datado en 1336 y cifrado 100, pero que en realidad tendría que ser computado con el núm. 110, porque se ha doblado la última decena. Siguen veintidós milagros de la Virgen María de carácter general, y a continuación, en los folios 16v.-21, una tercera serie de milagros montserratinos encabezados por una Rubrica nueva alía in miraculis novis aliis que operatus este Dominus... con veintitrés prodigios hechos bajo la invocación de la Virgen María de Montserrat durante los años 1396 y 1397.
Del cancionero montserratino, que comienza inmediatamente después del libro de los milagros, el P. J. Villanueva se fijó en la rúbrica latina del folio 22 y en la presencia de cantos occitanos y catalanes (lemosinos), el último de los cuales, según él, se titulaba Birolay de Madona Sancta Maria y rezaba así:
Rosa plasent, soleyl de resplendor,
Stela lusent, yohel de sanct amor,
Topazis cast, diamant de vigor,
Rubís millor, carboncle relusent,
Lir transcedent, sobran tot altre flor,
Alba jausent, claredat senes fuscor,
En tot contrast ausits li pecador;
A gran maror est port de salvament:
Aygla capdal, volant pus altament,
Cambre reyal del gran Omnipotent,
Perfaytament auyats mon devot xant,
Per tots pyant siats-nos defendent:
Sacrat portal del Temple permanent,
Dot virginal, virtut sobreccel·lent,
Que l'occident, qui·ns va tots jorns gaytant,
No puxe tant que·ns face vós absent.
La pérdida de este poema, de la popularidad e influencia de las cuales ya hemos hablado, ha planteado a los estudiosos dos problemas principales: el uno respecto al título, y el otro sobre su localización en el interior del códice. En cuanto al título, se duda de su autenticidad, dado que el poema no responde a la estructura poètico-musical del virolai medieval. El segundo problema ha hecho correr mucha tinta al constatar que Rosa plasent no podía formar parte del actual cancionero montserratino (codicológicamente completo) y al intentar de ubicarlo en alguna de las lagunas del códice. Para encontrar una solución a esta segunda dificultad se propuso, a partir de la rúbrica del folio 22, que la expresión «superius ac inferius aliquae (cantilenae) sunt scriptae» hiciese referencia a otra parte del cancionero copiada en las hojas que ahora faltan en el inicio del códice.
A la luz de la reconstitución documentada que se ha hecho del contenido de aquellas hojas esta explicación parece inverosímil, por cuanto, además de la historia de fray Garí, se narraban sesenta y dos milagros más, es decir, una media de cuatro o cinco milagros por hoja, tal, como en los folios conservados. La expresión de la rúbrica latina en cuestión tiene que ser leída (como ya señaló Don A. Albareda) en su contexto; es decir, colocada después del primer canto y referida, entonces, al canto que la precede y a los posteriores.Semejante es también, una interpretación sugerida por la lectura progresiva del cancionero hecha por el P. Villanueva, que acaba diciendo: «a este tenor hay otras muchas coblas devotas y varias formulas de los sermones y exhortaciones que se hacian a los romeros». Entonces, pues, habría que buscar Rosa plasent y las otras coblas o textos devotos en las hojas anteriores a los sermones, es decir, antes del folio 77.
Esta hipótesis encuentra un apoyo sólido en una doble constatación que se tiene que añadir a las que hacen referencia al contenido de las primeras hojas perdidas del códice y a la interpretación de la rúbrica latina del folio 22. En efecto, si tenemos que descartar las primeras hojas perdidas del códice y también el actual cancionero montserratino, solamente nos restan los dos pliegues que ahora faltan casi totalmente entre los actuales folios 74 y 77. Igualmente, si tenemos en cuenta que entre los actuales folios 74 y 75 tenían que acabar y empezar, respectivamente, los textos que ahora leemos incompletos, solamente nos quedan libres las seis hojas perdidas correspondientes a la laguna existente entre los actuales folios 76 y 77. Es más, al folio 76v. nos encontramos con el final del texto correspondiente acabando en página corta, hecho que nos indica que a continuación empezaba otro texto diferente, del cual no conocemos sino las dos últimas líneas escritas a la cabeza del folio 77, justo antes de empezar los textos homiléticos. Se trata del versículo bíblico "Viderunt eam filio Sion. Beatam dixerunt te regine laudaberunt eam", tomado del Cantar de los cantares 6, 8, y aplicado claramente a la Virgen María, muy posiblemente como conclusión de una pieza devota, tal y como es habitual en los esquemas litúrgico-devocionales medievales. Si los antiguos folios CIV a CIX, ahora perdidos, contenían textos marianos según parece indicar este versículo, tendremos que creer que fué copiado Rosa plasent junto con otras piezas devotas en las cuales falta una gran O inicial repintada por efecto de la humedad en el encabezado del folio 77. Esta letra no corresponde a ninguna de las iniciales de las estrofas del poema en cuestión, y su posición nos indica, además, que el texto que encabezaba no era musicado. En cambio, los restos del folio 76v. podrían indicar, como en el caso paralelo de los folios 21 y 22, que se ha querido empezar un texto musicado en el encabezado.
Del resto del códice, considerado globalmente por los autores antiguos como una compilación de tratados espirituales y curiosos, no tenemos ninguna descripción ni noticia, salvo el colofón copiado en el folio 118v. Detrás se esconde una pequeña historia que ha propiciado a la vez errores en la datación y la identificación del Llibre vermell. Su ubicación precisamente al final de la parte original del códice, que acababa al folio 119v., ha sido un reiterado obstáculo en las descripciones antiguas.
Según este colofón, el copista habría terminado su obra en la ciudad de Valencia durante el mes de abril del año 1327. La presencia de otras fechas posteriores en el cuerpo del volumen demuestra claramente que nos encontramos con el explicit del modelo utilizado al recopiar el tratado Luliano de los folios 93v.-118v., tal como lo confirma el manuscrito núm. 35 del Museo Episcopal de Vic. Aun así, el P. Pasqual reporta este falso colofón como auténtico. También confundió al archivero montserratino Don B. Ribas, que en 1789, al mencionar el códice en una historia de Montserrat que no llegó a ver la luz, tuvo que corregir de su manuscrito la datación inicial del 1327 al darse cuenta que los últimos milagros narrados pertenecen al año 1397. El P. Villanueva no pudo aprovecharse de la experiencia del P. Ribas, ausente de Montserrat cuando él subió en 1806, y recayó en el error llamando la atención del lector sobre el pretendido colofón del copista.
Otro capítulo de esta historia en el cual se mezclan la falsa datación del códice con su identificación tiene el origen en la historia de Montserrat publicada por el P. Gregorio Argaiz y utilizada todavía hoy habitualmente. El P. Argaiz, que muy posiblemente no escribió su obra en Montserrat, trabajó de segunda mano sobre los materiales que le facilitaron, especialmente a partir de las notas históricas sobre Montserrat redactadas cincuenta años antes por el archivero montserratino Don Miquel Solsona. Al tratar, con una credulidad que nos parece imposible, sobre la leyenda de fray Joan Garí, el P. Argaiz se encontró con dos versiones latinas: una corta a del Llibre vermell, y otra larga que se leía en el folio 153 de otro códice montserratino escrito también sobre pergamino. A partir de la similitud de los textos dató el manuscrito de la versión larga de acuerdo con la fecha del 1327 del falso colofón del códice. Lo mismo que hizo para datar un hipotético códice con la versión catalana de la historia de fray Garí a partir del texto que se leía en un retablo datado en 1239.
El lío del P. Argaiz no tendría más trascendencia si no hubiera sido repetido, corregido y aumentado posteriormente. El encuentro precipitado de las noticias de los padres Pasqual y Villanueva ha facilitado la pervivencia erudita del manuscrito del 1327 cuando el Llibre vermell había sido recuperado y descrito.
DESCRIPCION FISICA DEL LLIBRE VERMELL
El viaje a través de las descripciones antiguas del códice nos ha conducido sutilmente a su consideración física aportándonos datos complementarios para la descripción externa que la edición presente reclama como complemento.
Al abrir el Llibre vermell, manuscrito núm. 1 de la Biblioteca de la Abadía de Montserrat, se constata que éste, está constituido por varias partes perfectamente diferenciables paleográficamente y codicológicamente, encuadernadas entre ellas por una unidad externa y de contenido. El cuerpo primitivo, en el cual se copiaron posteriormente algunos documentos, se acaba al folio 119v.; el resto del códice, que nosotros denominaremos adventicio, fue escrito por varias manos y añadido a mediados de siglo XV, salvo los folios 136-137, que corresponden a una antigua guarda.
El códice está escrito todo sobre pergamino de grosor mediano y de medidas holgadas. Hace unos 432 x 313 mm aproximadamente, pero hay que advertir que al guillotinarlo con ocasión de alguna antigua encuadernación le quitaron unos 10 mm de márgenes, haciendo además falsa escuadra en la cabeza y los pies del volumen. Actualmente tiene veintitrés cuadernos, algunos muy mutilados, de composición muy variada. Las hojas van cotejadas normalmente por las caras de carne-carne y pelo-pelo, tal como se puede apreciar en la coloración blanquinosa o amarillenta, respectivamente, de esta reproducción.
De la composición exacta de cada uno de los cuadernos, así como de su reconstitución, hablaremos a continuación. En el esquema gráfico de cada pliegue, junto con la foliación actual, se encuentra indicada también la primitiva en números romanos, puesta en cursiva cuando no es actualmente visible o bien si no nos consta documentalmente. Siempre que haga falta, daremos también la disposición de los folios en cara carne (y cara pelo) del pergamino. La presencia de un asterisco al final del pliegue significa que lleva reclamo.
Antes de entrar en la descripción del primer cuaderno actual hay que decir que la noticia de Don B. Ribas nos permite identificar con toda certeza el actual folio 20 con el antiguo folio XXXVII y de paso rehacer perfectamente la composición de los pliegues y la antigua numeración romana, visible a partir del folio 54. De acuerdo con esta numeración romana, al principio de nuestro códice faltan ahora dieciséis hojas; catorce formando dos pliegues, el terno y el cuaterno, o bien al revés. Las dos hojas restantes pertenecen al primer pliegue actual.
Primer pliegue:
Siguen los pliegues segundo a quinto, que son cuaternos (fs. 6-37), y el sexto, que es terno (fs. 38-43). A continuación vienen dos pliegues -séptimo y octavo- duernos (fs. 44-46), el segundo de los cuales está mutilado y tiene el reglado hecho a lápiz y muy parecido al que encontramos en la parte adventicia del códice. Esta constatación se confirma con la reconstitución de la foliación antigua, a partir de la cual es evidente que uno de los dos pliegues ha sido añadido.
Pliegues séptimo, octavo y noveno:
Después del pliegue décimo, que es cuaterno (fs. 54-61), y el undécimo, que es terno (fs. 62-67), vienen las hojas que faltan de los pliegues duodécimo, decimotercero, decimocuarto y decimoquinto, que se han que reconstituir así.
Pliegues duodécimo y decimotercero:
Pliegues decimocuarto y decimoquinto:
En el paso del pliegue decimocuarto al decimoquinto se hace patente el careo del pergamino por las caras de pelo-carne. Es una disposición totalmente anormal en el códice que se reencuentra en el paso de los pliegues decimosexto a decimoséptimo, donde la disposición es carne-pelo. El pliegue decimosexto es terno (fs. 78-83) y va seguido de tres cuaternos (fs. 84-107). El pliegue vigésimo es una cuaterna mutilada que hay que rehacer así:
Con el pliegue vigésimo primero, que es terno (fs. 114-119), se acaba la parte primitiva del códice, y con ella la numeración romana. La parte adventicia está constituida por dos pliegues cuaternos (fs. 120-135). El códice ahora acaba con un bifolio (fs. 136-137), originariamente destinado a hacer de guardas del volumen.
El reglado para el alineamiento de las páginas de la parte primitiva es diferente del de la parte adventicia. En la primitiva está efectuado a pluma y muy visible por la cara de carne, salvo el último pliegue (los actuales folios 114-119), que están tachados a lápiz y tienen el pinchado visible en el mismo borde de la línea externa de la caja de escritura. Se aprecia también el reglado a pluma en los folios 41-43, dejados originalmente en blanco y escritos posteriormente. En la parte adventicia el reglado ha sido hecho con mina de plomo. La escritura en la parte primitiva es a tiralíneas con treinta y nueve rayas en cada página (cuarenta a los folios 114-119) formando una caja de escritura muy constante de 300 x 215 mm, con un desplazamiento máximo de 5 mm respecto a los márgenes. En los cuadernos adventicios la escritura es también a tiralíneas con cajas de escritura muy variables de unos 320 x 230 mm. Los cuadernos de la parte primitiva llevan reclamos enmarcados con cantos.
La foliación es moderna, hecha a tinta, y contiene 137 folios, en los cuales se incluyen los dos de la antigua guarda posterior. En las hojas no afectadas por la humedad o por la guillotina hay una antigua foliación en números romanos, utilizada y visible al menos en parte todavía en el siglo XVIII, que se acaba con la parte primitiva del códice. Actualmente las dos numeraciones no se corresponden debido a la mutilación del volumen.
La encuadernación es moderna y fue hecha en 1947 con piel roja sobre madera y costillas naturales en el lomo, sustituyendo a una de las últimas del siglo pasado, muy malograda, en terciopelo rojo.
La parte primitiva del códice está escrita en letra caligráfica gótica de una sola mano y bastante regular. En la adventicia hay varias manos entre las cuales solamente vale la pena de señalar la del copista de los folios 120v.-132v. Tinta de color marrón oscuro y negro. Comienzos de parágrafo en rojo, morado y azul. Los títulos y las rúbricas han sido escritas por el mismo copista del texto. Alguna corrección del texto a los márgenes. Raramente se encuentra la indicación de las rúbricas a los márgenes (folios 59, 61, 88). Las capitulares y las iniciales son obra de un calígrafo habilidoso y forman parte de la decoración del códice. Son de color azul y rojo con ornamento de filigrana en rojo y morado, respectivamente, particularmente complicado y vistoso en las capitulares (folios 9, 23, 23v., 24v., 31v., 58, 72, 80, 80v., 84v., 90, 93v., 98v., 99v., 111v.). La filigrana forma largos ornamentos que invaden los márgenes y a menudo perfila, al extremo superior y al inferior, facciones de cuadrúpedos (folios 3, 3v., 6, 8, 10v., 12, 14, 35, 35v., 36, 51, 54v., 55v., 58v., 60v., 70, 78, 81v., 85v.,), algunos de ellos astados (folios *lv. y 77v.). Las capitulares y las iniciales han sido muy a menudo indicadas por el copista al margen correspondiente. Los colores de la decoración han sufrido el efecto difuminador de la humedad.
La anotación musical de los folios 21v.-27 sobre tetragrama y pentagrama merece una atención especial. En principio se aprovechó el reglado de las hojas para escribir la letra y posteriormente reseguir en rojo las cuatro líneas reservadas al tetragrama. Pero al capitular el texto el copista se dio cuenta que algunos cantos iban sobre pentagramas. El calígrafo añadió con la misma pluma que había hecho la filigrana de la capitular del folio 25 una quinta línea en los tetragramas primero y segundo, que además alargó al margen derecho para incorporar un fragmento de texto olvidado; en cambio, el tercero lo raspó totalmente y trazó un pentagrama perfecto. Se adoptó la misma solución drástica para los folios 25v. y 26. La notación musical, de escritura negra medida tanto en las notas simples como las ligaduras, corresponde a tres manos: una torpe (folio 23v.), una muy elegante (folio 25v.) y una tercera que corrige las anteriores.
Las miniaturas que ilustran el volumen han sido objeto de estudio por parte de Pere Bohigas. Se encuentran en los folios 27, 30, 41, 68, 68v., 69, 133v. y 134v. Además de estas, sabemos que existía una en la primera hoja del códice que representaba la vida de fray Joan Garí, la cual muy posiblemente tenía unas características y unas medidas parecidas a las del folio 30. Queda por saber si el espacio en blanco del folio 77 estaba reservado a otra miniatura que no se llegó a ejecutar. Entre las miniaturas correspondientes a la parte primitiva del códice, P. Bohigas distingue las de los folios 30 y 41 de las de los folios 27, 68, 68v. y 69. Las primeras parecen obras originales marcadas por el eclecticismo propio de un miniaturista ocasional, mientras que el resto son miniaturas sabias y arcaicas tomadas de otros libros. Las primeras, según P. Bohigas, podrían ser obra del ermitaño montserratino fray Antoni de Verjús, antiguo escriba de la cancillería real, aspirante a ermitaño desde el año 1376, la habilidad del cual Joan I en 1392 elogiaba. Las miniaturas de los folios 133v. y 134v. pertenecen a la parte adventicia del códice y son obra de un artista popular muy rudo de mediados de siglo XV.
El actual Llibre vermell ha sido datado, cómo hemos visto más arriba, en 1327 debido al colofón del modelo del texto recopiado en el folio 118v., y también en 1397 como consecuencia de los milagros que llevan esa fecha. Actualmente, se considera que la parte primitiva del códice se estaba copiando en 1399 por la indicación del folio 56, donde, al hablar de la sexta edad del mundo inaugurada por la encarnación de Jesucristo, se dice que ya ha durado 1.399 años. Es cierto que a la luz de la antigua datación tomada del falso colofón del folio 118v. se podría optar también por adoptar esta nueva fecha; aun así, el hecho de que los textos mencionen fechas muy cercanas, como son en 1382 y 1397 -tres veces- la hacen muy verosímil. Es más, probablemente fue acabado de copiar durante el año 1400, si el nuevo privilegio del papa Bonifacio IX que extendía la posibilidad de obtener la indulgencia de la Porciúncula durante toda la octava de la fiesta patronal de Montserrat del ocho de septiembre, otorgado el 3 de agosto del año undécimo de su pontificado (es decir en 1400) corresponde al que leemos mutilado en el folio 41. En éste se hace referencia a la concesión anterior de la Porciúncula en Montserrat y va precedido de la rúbrica Privilegium pro indulgentiis impetrandis.
Decir finalmente, que en el antiguo archivo montserratino el códice estaba asignado al cajón núm. 4. Después de su recuperación en 1885 pasó nuevamente al archivo, y el año 1917 fue transferido en la nueva biblioteca con el núm. 17. Actualmente es el manuscrito núm. 1.
CONTENIDO DEL MANUSCRITO
La descripción interna del códice ha sido publicada detalladamente más de una vez; por eso creemos que aquí será suficiente hacer una relación completa, pero sumaria, del contenido. El lector que esté interesado encontrará en los trabajos de Albareda, Olivar y Baraut la información deseada sobre las particularidades, la identificación y la edición de los textos. En el análisis que sigue se ha colocado un asterisco al final del título de los textos que son reproducidos en la actual edición.
Fs. 1-21: Libro de los milagros de la Virgen, en latín.*
Fs. 21v.-27: Cancionero montserratino, en latín y catalán.*
Fs. 27v.-29v.: Breu tractat de confessió.*
Fs. 30-31v.: Concesión del jubileo de Santa María de la Porciúncula en Montserrat en el año 1397.*
Fs. 31v.-40v.: Ystoria indulgentie sancte Marie de Angelis.*
Fs. 40v.-41: Privilegium pro indulgentiis impetrandis.*
Fs. 41v.-46v.: Privilegios pontificios (1409-1430) concedidos a Montserrat.*
Fs. 47-56v.: Recopilación de plegarias diversas, en latín y catalán.*
Fs. 57-58: Articles de la sancta fe catholica.*
Fs. 58-65v.: Instrumenta spiritualia artis et norme vivendi S. Isidori.
Fs. 65-67: Anselmus de deploratione virginitatis.
Fs. 67-67v.: Apología de la fe cristiana, en latín.
Fs. 68-70: Sobre el universo y alabanzas a su creador, en catalán y latín.*
Fs. 70v.-72: Horas de la Virgen, de la Pasión, y oraciones, en latín y catalán.*
Fs. 72-74v.: Memoriale de mirabilibus et indulgentiis urbis Rome, escrito en el año 1382.*
Fs. 75-76v.: Salterio abreviado?, en latín.
Fs. 77-80: Brevis exhortatio ad sermocinandum, en latín y catalán.*
Fs. 80-93v.: Viridarium consolationis de viciis et virtutibus.
Fs. 93v.-118v.: Opusculum de decem preceptis legis, de quatuordecim fidei articulis, et de septem ecclesie sacramentis.
Fs. 119-119v.: Variante montserratina, en latín.*
Fs. 120v.-132v.: Kalendarium sanctorum monachorum.
F. 133: Nota sobre facultades de los confesores.
Fs. 133v.-134: Capítols de la confraria de Montserrat.*
Fs. 134v.-135: Indulgencia completa para los confrades de Montserrat, en latín.*
F. 135v.: En blanco.
Fs. 136-136v.: Assí comensa lo libre appelat del peccador lo qual féu monsényer sent Agustí.
Fs. 137-137v.: Notas referentes a la Iglesia de Montserrat.
La correlación de muchos de estos textos resulta evidente a primera vista; la de otros, tendremos ocasión de verla a continuación. El lector se dará cuenta de los criterios que han guiado la selección de esta reproducción facsímil destinada a poner al alcance los textos catalanes del Llibre vermell, los textos montserratinos y las piezas importantes conocidas solamente por el códice.
CULTURA Y VIDA EN EL "LLIBRE VERMELL"
Intentar explicar la vida y la cultura montserratinas en las postrimerías del siglo XIV a partir del Llibre vermell sería ilusorio y en parte artificial; aun así, el contenido del códice es sin duda de gran interés para la historia cultural del Montserrat que lo vió nacer. A menudo se ha remarcado, con razón, que detrás del códice late la actividad y la existencia de un escritorio y de una biblioteca; pero quizás habría que añadir que también refleja una iniciativa cultural destinada a responder a unas necesidades determinadas y a la vez conseguir unos objetivos.
La producción y la calidad del escritorio montserratino resulta prácticamente imposible de evaluar, dado que el actual Llibre vermell es prácticamente el único manuscrito librario que nos ha llegado, dado que las páginas de un sacramentario (ms. 798 de la Biblioteca de Montserrat) copiadas por esta época no es seguro que provengan de aquel escritorio. Aun así, algunas pistas de aproximación material nos las proporciona el fragmento de la traducción catalana del Speculum peccatoris, atribuido a san Agustín, conservado como guarda posterior del códice. Sus medidas y características lo acercan mucho al Llibre vermell, y el calígrafo capitular se muestra también amante de las testas animales en los extremos de las filigranas, tal y como ya hemos observado a propósito de nuestro códice. Esto hace pensar que el Llibre vermell no era una pieza de características codicológicas excepcionales en el escritorio montserratino. Igualmente, a su lado se ejecutaban manuscritos de configuración muy diferente, como por ejemplo un breviario que seguramente se copió en 1397 para el estudiante de Montserrat Joan Ferrer de Monistrol de Montserrat con las diez libras del legado testamentario de su prima hermana Marianna Alcover.
De las noticias documentales de esta índole, y especialmente gracias a las que han publicado A. Rubió y Lluch y A. Mundó, se entrevé una interacción entre el escritorio montserratino y la circulación y adquisición libraria en Montserrat. Es bastante evidente en el préstamo del Catholicon de Joan Balbí hecho por el rey Martí el Humano, en 1404, para que lo pudieran copiar los monjes, faltos de este vocabulario tan útil para los copistas. Aún más interesante resulta la copia que se hizo en 1373 sobre los modelos de manuscritos astrológicos que el futuro Joan I, aficionado a la astrología, había mandado llevar a Montserrat para hacerlos recopiar. Aunque documentalmente sólo sabemos que se copiaron fragmentos del astrólogo Alí Abenragel, el encargo debió ser más amplio. El escritorio montserratino aprovechó para hacer copias para la casa, y así en la antigua biblioteca de Montserrat consta que había un ejemplar de los juicios astrológicos de Alí Abenragel y dos otros libros histórica y temáticamente vinculados a la afición del primogénito real. Se trata del Llibre de les nativitats, obra de Bartomeu Tresbéns, entonces físico y astrólogo del primogénito, y de la obra del astrónomo árabe Albumazar, que es una de las fuentes principales.
En cuanto a los textos copiados en el Llibre vermell, es lícito suponer respecto a su finalidad práctica, que la mayoría debían de formar parte de la biblioteca montserratina. El famoso falso colofón del folio 118v. (del cual ya hemos hablado) ha sido recopiado de un texto anterior. La historia del jubileo y de la indulgencia de la Porciúncula seguramente llegó a Montserrat junto con la concesión papal. Del Memoriale de mirabilibus te indulgentiis urbis Rome sabemos que fué escrito por un monje en 1382. El arcaísmo del tratado sobre el universo y sus miniaturas, sabias y anticuadas, han hecho concluir a los estudiosos que el copista trabajó sobre un modelo. Otros textos, como las compilaciones de plegarias devocionales y las horas de la Virgen María y de la Cruz dependen ciertamente de algún libro de horas. Y posiblemente también son copias las piezas puramente montserratinas, como el cancionero o los textos homiléticos. Del libro de milagros, casi se puede asegurar.
Los textos de origen y de uso montserratino son particularmente interesantes. El libro de milagros con que empieza el códice aúna dos series de textos montserratinos y constituye una de las principales colecciones que se conocen. La mutilación actual del códice no nos permite de saber si la primera serie incluía la compilación más primitiva testimoniada en el códice 193 de Ripoll. Muy probablemente, a diferencia de los registros de milagros, hoy perdidos, conservados en el antiguo archivo de Montserrat nos encontremos ante una colección poco o muy seleccionada. El conjunto de milagros datados en los folios 1 a 8, correspondientes a los años 1325-1336, dan una idea bastante exacta de la forma casi jurídica de las narraciones recogidas de boca de los beneficiarios, en presencia de testigos, por los clérigos constituidos notarios públicos del santuario o bien por el titular de la sacristía. El milagro datado más antiguo que traía esta colección era del año 1307; tenemos, sin embargo, noticias de milagros datables, no sabemos si escritos, desde el año 1245. La presencia del libro de los milagros en el códice no tiene carácter de memorial, sino de ejemplo destinado a la predicación, ya estuviera en Montserrat mismo, como veremos, o bien en el exterior en el recaudo de limosnas por los predicadores y los bacineros.
El cancionero montserratino de los folios 21v.-27 es la parte más famosa del Llibre vermell. Al interés poético-musical se añade el de las danzas, que hacen del códice un testigo único de danza religiosa en la Europa de finales del siglo XIV. El conjunto ha sido estudiado y editado varias veces desde el año 1895. La riqueza y complejidad musical que remarcan los autores harmoniza con las posibilidades musicales de Montserrat a través de su escolanía. De las diez piezas que forman actualmente el cancionero solamente hay dos conocidas total o parcialmente por otras fuentes. Como ha mostrado A. Mundó, hay que considerar montserratinos los cantos O virgo splendens y Stella splendens. El primero es un arreglo de la antífona y la oración que se rezaban en Roma en Santa Maria in Ara Coeli ( conocidas en Montserrat por el Memoriale de mirabilibus te indulgentiis urbis Rome escrito en 1382), con variantes tomadas del Stella splendens preexistente. La obra fue hecha entre los años 1382 y 1399. Desde el punto de vista musical, todos los cantos, salvo el primero, que es el O virgo splendens, pertenecen al ars nova. La notación cuadrada y las características del O virgo splendens hicieron sospechar a H. Anglès que es una adaptación de un texto nuevo a una melodía cantada ya en Montserrat, aumentando así el cancionero popular tradicional, que empezaría propiamente después de la rúbrica del folio 22. No podemos decir nada respecto a la creación musical; la posible intervención del monje Guillem de Matamala, praecentor de Montserrat, documentado como monje desde el año 1320 y muerto en 1355, en los cantos del Llibre vermell no pasa de ser una suposición. En cambio, resulta más sugerente el testimonio parcial del Imperayntz conservado en el Archivo Archidiocesiano de Tarragona (ms. frag. núm. 1), datado de mediados de siglo XIV. Trae una versión melódica más antigua que la de Montserrat, pero parece evidente que ambas versiones provienen de una fuente común.
De los cantos perdidos del códice sólo conocemos la letra del Rosa plasent, de la cual A. Bulbena i Tusell publicó una versión extraída de una edición o de un manuscrito barcelonés datado en 1582. Unos y otros formaban parte del repertorio musical religioso con que los peregrinos se entretenían en las plazas del santuario y cantaban a la luz de las lamparas durante el velatorio nocturno de plegaria ante la santa imagen de Montserrat.
Este destino cultual del cancionero montserratino nos conduce a los textos homileticos del códice, donde encontramos alguna referencia indirecta al cancionero. Los dos textos, el latín y el catalán, son obra de alguno de los clérigos o monjes que ejercieron el cargo de predicador en Montserrat. Del siglo XIV conocemos algunos nombres. El presbítero Simó de Vilardell lo fué en 1332 y posiblemente ejerció la función en varias ocasiones, considerando su constante vínculo al santuario, documentado al menos desde el 1319 hasta el 1335 como beneficiado, escritor jurado del notario de Monistrol de Montserrat, titular y regente de la sacristía y de la mayordomía, y como testigo en las declaraciones de milagros. El año 1333 parece que ocupaba el cargo el presbítero Ramon de Orpí, notario público de Montserrat. Del presbítero Arnau Saplana sabemos que predicó durante muchos años en Montserrat y que ejercía todavía en 1377. El año 1384 lo era el presbítero Berenguer Ros, que después fue monje de Montserrat y prior de Santa Maria de Gualter en 1385.
De los dos textos homiléticos sólo el segundo, en catalán, es un verdadero sermón popular. El tema central es el anuncio de los milagros de la Virgen María y de sus títulos de intercesora, para acabar con una llamada a la conversión, a una vida cristiana más vigorosa y a rechazar los comportamientos y los cantos impropios de un peregrino. Como complemento, se indica la conveniencia de narrar un par o tres de milagros; de aquí que se recogieran en el códice milagros marianos montserratinos y generales. El texto latino, en cambio, es un repertorio de los diversos temas que podía desarrollar el predicador: actitudes y austeridad del peregrino, restricción de bailes y cantos deshonestos durante la romería, instrucción religiosa, llamamiento a la conversión y al cumplimiento de los deberes del propio estado. Los temas centrales sobre los cuales tiene que versar la instrucción religiosa y particularmente la moral coinciden visiblemente con el contenido de los opúsculos ascéticos y doctrinales que hay copiados en el códice y hacen suponer que tuvieron influencia en la predicación.
La predicación latina acaba con una rúbrica introductoria a la plegaria universal de la misa que había que hacer a continuación. En este punto encontramos solamente un elenco de intenciones, que constituyen, sin embargo, el primer testigo conocido de la plegaria universal de la misa en Cataluña. Algunas de sus intenciones son propias y características de Montserrat y no se reencuentran en ningún otro formulario catalán conocido. Entre éstas (peticiones por las villas que tienen cirio votivo en Montserrat y por los bacineros del santuario), hay que remarcar las referentes a los que se encomiendan a la intercesión de madona de Montserrat. A pesar de que a primer vistazo resulta evidente, el interés está en la adecuación constante de esta petición a intenciones concretas instadas por los peregrinos, mientras que en el resto de intercesiones se seguía el formulario habitual. En efecto, resiguiendo las narraciones de las diversas colecciones de milagros montserratinos se encuentra a menudo que los beneficiarios se habían encomendado a la plegaria de los otros peregrinos; esta indicación, sin embargo, toma un sentido más exacto a partir de otras narraciones más explícitas en este punto. En el milagro noventa y seis (folio 6), datado del año 1332, se cita que se pidió al presbítero Simó de Vilardell, predicador de Montserrat, de encomendar a la asamblea litúrgica una grave intención particular; y otro milagro, consignado entre los impresos, acontecido en 1312, nos cuenta que el beneficiario se había encomendado a la plegaria de los otros peregrinos y «en el sermó que es feia a l'església es féu encomanar a les pregàries dels presents». El predicador, pues, después del sermón y de los milagros ensartaba, tal como era costumbre en la época, la plegaria universal y la rellenaba con las intenciones particulares de los presentes.
Por lo que hemos ido contando, el lector debe haberse dado cuenta de que los textos originales montserratinos constituyen el eje alrededor del cual toman vida los otros textos, hasta el punto de reflejar los actos tipológicos de la jornada piadosa del romero de Montserrat; es decir, el velatorio nocturno en la capilla y la misa matinal.
La velada de plegaria ante la santa imagen de Montserrat formaba parte en esta época de la romería misma, de forma que la expresión ir a velar en Montserrat era un sinónimo en sí misma. Podía reducirse a una noche, o bien alargarse hasta tres, aunque no faltan las indicaciones de celebraciones de novenas de velatorio. Se iniciaba hacia las seis de la tarde con el canto de la Salve y los gozos, que los escolanos ejecutaban acabadas las completas. Al principio eran los escolanos quienes por encargo de los asistentes excitaban la devoción con el canto de otros gozos, himnos y prosas y quizás alguna de las piezas del cancionero montserratino. Cuando, hacia las siete y media a lo sumo, se retiraban, continuaban los cánticos de los veladores, instalados en la iglesia o en los claustros en alfombras, mantas y colchones que les proporcionaba el pallaire del santuario. A medianoche o a primera hora de la madrugada se imponía el silencio: los monjes y presbíteros tenían que rezar el oficio de maitines y laudes. La gente permanecía en la iglesia orando en silencio, adormilados o bien preparándose para la confesión sacramental. El jubileo de la Porciúncula (del cual ya hemos hablado) lo exigía, la devoción y las especiales facultades de los confesores para absolver grandes irregularidades morales y casos reservados a la autoridad papal y episcopal invitaban a ello.
A las cuatro o las cinco de la mañana, según fuese verano o invierno, se celebraba la misa matinal. Era la misa por excelencia de los peregrinos. Cantada por los escolanos, era siempre solemne y votiva de la Virgen María, y por eso había cada día predicación y plegaria universal, como las misas mayores dominicales de la época. Los textos homiléticos del códice estaban destinados en esa hora, y también los opúsculos teológicos y ascéticos, que abastecían de ideas al predicador. La homilía estaba reservada en principio al predicador titular del santuario, que tenía el honor de predicar por vez primera los milagros más recientes. Cuando el beneficiario del nuevo milagro era un obispo o un clérigo eminente era invitado a subir al púlpito. El año 1322 predicó el franciscano del convento de Cervera fray Bonamat; y el 1331 el obispo de Alet, que había tomado parte de la velada nocturna.
Además de estos dos grandes actos populares (la velada y la misa matinal), durante el día los romeros debían participar en algún acto de devoción, posiblemente los breves oficios de las horas de la Virgen María y de la Cruz, y en las letanías y otras devociones que encontramos en el códice. También tenían ocasión entonces de admirar los ex-votos, de inscribirse en la Cofradía de Montserrat o bien de pagar la limosna anual, destinada principalmente al mantenimiento de los peregrinos, a la iluminación de la iglesia y a la reparación de los caminos. Es la escena popular del folio 133v. que encabeza los estatutos de la Cofradía confirmados pocos años después de la copia del actual Llibre vermell. En esta ilustración hay un detalle que despierta inmediatamente la curiosidad: se trata del libro de registro de los cofrades. Si el lector se coloca en el lugar del clérigo inscriptor podrá leer el nombre del rey Alfonso el Magnánimo, el mismo que aparece en la ilustración del folio 134v. postrado a los pies del papa Nicolas V, que otorga la indulgencia total en la hora de la muerte a los cofrades de Montserrat.
La lectura concordante de los textos del Llibre vermell exige y presupone también el estudio de la vida y de la tradición cultural que justifican su presencia en el códice. Este trabajo, ya emprendido, puede abrir nuevos caminos, tanto para tener una mejor comprensión de la cultura montserratina del siglo XIV ,como para conocer el entorno cultural y geográfico que expresa y que la ha nutrido. Pongamos dos casos muy diferentes.
Los folios de nuestro códice referentes a la descripción del universo creado han llamado la atención particularmente por sus ilustraciones y también por lo arcáico de sus concepciones. Esta última característica no está ciertamente presente ni dominando al resto del códice. Es verdad que la pérdida de la mayoría de las hojas de este texto nos ha privado posiblemente de un título o de una rúbrica justificativa, pero no podemos dar por buena y culturalmente satisfactoria, aunque tenga una cierta verosimilitud, la utilización del texto para explicar las maravillas naturales de la montaña de Montserrat y suscitar la admiración y la alabanza del Creador, tal como leemos a los últimos párrafos del opúsculo. En este caso, la identificación de su fuente o tradición nos puede aclarar más de un problema.
Un segundo caso, muy diferente (que no me consta que haya sido señalado), lo ofrecen dos textos que se iluminan mutuamente. El uno es el Kalendarium sanctorum monachorum (fs. 120v.-132v.), compilado por Guillem de Miers o de Càors, abad del monasterio de San Pablo de Roma; el otro es el Memoriale de mirabilibus te indulgentiis urbis Rome (fs. 72-74v.), escrito por un monje benedictino anónimo relacionado por vínculos morales con el papa Urbano VI. A primer vistazo, habría que descartar cualquier vínculo entre estos dos textos, debido especialmente a que el Kalendarium forma parte del cuerpo adventicio del códice y que el Memoriale podría explicarse perfectamente por el papel de etapa que Montserrat tenía para muchos peregrinos de Roma. Aun así, hay tres coincidencias que parecen indicar una fuente común o un origen común. En efecto, ambos textos son de origen romano, obra de dos monjes benedictinos, y acabados y escritos, respectivamente, en 1382. Dejando de lado la carencia de influencia posterior y la restringidísima difusión del Kalendarium (hecho, este último, paralelo al del Memoriale) y su posible utilización en Montserrat, tal como la tuvo en el vecino monasterio de Sant Cugat del Vallès, la fecha y el destino del Memoriale nos aparecen referidos primordialmente a Roma, y a una segunda etapa en Montserrat. La presencia del Memoriale en el Llibre vermell hace sospechar que hubo una relación debido a peregrinajes a Roma, muy posiblemente con ocasión de los jubileos de los años santos 1390 y 1400. El del año 1390 fue convocado por el papa Bonifacio IX, en plena crisis de obediencia, durante el Cisma de Occidente, y tuvo una gran aceptación popular, a pesar de que no estemos bastante informados sobre los posibles peregrinajes catalanes a Roma ni sobre la manera concreta como se podía obtener de Cataluña, porque Joan I estaba bajo la obediencia del papa de Aviñón. El jubileo del 1400 fue convocado por el papa aviñonés Benedicto XIII y aprovechado por Bonifacio IX, puesto que muchos peregrinos fueron a Roma de mal grado de la conmutación otorgada por el papa aviñonés a sus seguidores. El rey Martí el Humano trató de impedir que la gente fuera a Roma en este jubileo del año santo. La decidida obediencia romana sostenida en Montserrat por el prior Vicenç de Ribes, la copia o inclusión del Memoriale en el Llibre vermell poco antes del jubileo del año santo del 1400 y la connotación fuertemente romana del jubileo anual de la Porciúncula, otorgado por Bonifaci IX en Montserrat en 1397, nos muestran sin duda la vertiente del contexto histórico y eclesiástico en la cual se gestó la constitución o la copia del Llibre vermell.
La evocación de la cultura y de la vida montserratinas reflejadas en el Llibre vermell manifiesta, en definitiva, que el códice no se agota en sí mismo ni en la historia de Montserrat. Su trasfondo cultural expresa y aporta un conocimiento sobre la comunidad humana para la cual fue escrito, y que es en buena parte el sujeto agente. Hay que esperar, pues, que la presente reproducción en facsímil estimule un estudio más exhaustivo de este códice y facilite la relación con otros documentos y expresiones de la cultura y de la piedad popular medievales.
FRANCESC XAVIER ALTÉS I AGUILÓ
EL LLIBRE VERMELL DE MONTSERRAT
O virgo splendens
O Virgo splendens hic in monte celso Miraculis serrato fulgentibus ubique quem fideles conscendunt universi.
Eya pietatis occulo placato cerne ligatos fune peccatorum ne infernorum ictibus graventur sed cum beatis tua prece vocentur.
O virgo Splendens (Enlace)
Cuncti simus concanentes
Cuncti simus concanentes Ave Maria.
Virgo sola existente en affuit angelus Gabriel est appellatus atque missus celitus.
Clara facieque dixit: Ave Maria. Clara facieque dixit: audite karissimi.
En concipies Maria Pariesque filium audite karissimi Vocabis eum Ihesum.
Cuncti simus concanentes (Enlace)
Imperayrintz de la ciutat joyosa / Verges ses par misericordiosa
Imperayrintz de la ciudad joyosa
de paradis ab tot gaug eternal
neta de crims de virtutz habundosa
mayres de Dieu per obra divinal
verges plasen ab fas angelical
axi com sotz a Dieu molt graciosa
placaus estar als fizels piadosa
preyan per lor al rey celestial.
Rosa flagran de vera benenanca
fons de merce jamays no defallen
palays d'onor on se fech l'alianca
de deu e d'hom per nostre salvamen
e fo ver Dieus es hom perfetamen
ses defallir en alcuna substanca
e segons hom mori senes dubtanca
e com ver Dieus levech del monimen.
Flor de les flor dolca clement et pia
l'angel de Dieu vesem tot corrocat
e par que Dieus lamandat qu'ens alcia
don el es prest ab l'estoch affilat.
Donchos placa vos que'l sia comandat
qu'estoyg l'estoch e que remes nos sia
tot fallimen tro en lo presen dia
ens done gaug e patz e sanitat.
Imperayritz de la ciutat joyosa (Enlace)
Los set gotxs
Los set gotxs recomptarem et devotament xantant
humilment saludarem la dolça verge Maria.
Ave Maria gracia plena Dominus tecum Virgo serena.
Verge fos anans del part pura e sans falliment
en lo part e prés lo part sens negun corrumpiment.
Lo Fill de Déus Verge pia de vós nasque verament.
Verge tres reys d'Orient cavalcant amb gran corage
al l'estrella precedent vengren al vostré bitage.
Offerint vos de gradatge Aur et mirre et encenç.
Verge estant dolorosa per la mort del Fill molt car
romangues tota joyosa can lo vis resuscitar.
A vos madre piadosa prima se volch demostrar.
Verge lo quint alegratge que'n agues del fill molt car
estant al munt d'olivatge Al cell l'on vehes puyar.
On aurem tots alegratge Si per nos vos plau pregar.
Verge quan foren complitz los dies de pentecosta
Ab vos eren aunits los apostols et de costa.
Sobre tots sens nuylla costa devallà l'espirit sant.
Verge'l derrer alegratge que'n agues en aquest mon
vostre Fill ab coratge vos munta al cel pregon.
On sots tots temps coronada regina perpetual.
Los set gotxs (Enlace)
Laudemus Virginem
Laudemus virginem mater est et ejus filius Ihesus est. Plangemus scelera acriter Sperantes in Ihesum jugiter.
Laudemus Virginem (Enlace)
Ad mortem festinamus
Ad mortem festinamus peccare desistamus.
Scribere proposui de contemptu mundano ut degentes seculi non mulcentur in vano.
Iam est hora surgere a sompno mortis pravo.
Vita brevis breviter in brevi finietur mors venit velociter quae neminem veretur.
Omnia mors perimit et nulli miseretur.
Ni conversus fueris et sicut puer factus et vitam mutaveris in meliores actus
intrare non poteris regnum Dei beatus.
Tuba cum sonuerit dies erit extrema et iudex advenerit vocabit sempiterna
electos in patria prescitos ad inferna.
Quam felices fuerint qui cum Christo regnabunt facie ad faciem sic eum adspectabunt
Sanctus Dominus Sabaoth conclamabunt.
Et quam tristes fuerint qui eterne peribunt pene non deficient nec propter has obibunt.
Heu heu miseri numquam inde exibunt.
Cuncti reges seculi et in mundo magnates advertant et clerici omnesque potestates
fiant velut parvuli dimitant vanitates.
Heu fratres karissimi si digne contemplemus passionem Domini amara et si flemus
ut pupillam oculi servabit ne peccemus.
Alma Virgo virginum in celis coronata apud tuum filium sis nobis advocata
Et post hoc exilium occurens mediata.
Vila cadaver eris cur non peccare vereris.
Cur intumescere quearis. Ut quid peccuniam quearis. Quid vestes pomposas geris.
Ut quid honores quearis. Cur non paenitens confiteris. Contra proximum non laeteris.
Ad mortem festinamus (Enlace)
Splendens ceptigera
Splendens ceptigera Nostris sis advocata Virgo puerpera.
Tundentes pectora Crimina confitentes Simus altissimo.
Splendens ceptigera (Enlace)
Polorum Regina
Polorum regina omnium nostra. Stella matutina dele scelera.
Ante partum virgo Deo gravida Semper permansisti inviolata.
Et in partu virgo Deo fecunda Semper permansisti inviolata.
Et post partum virgo mater enixa Semper permansisti inviolata.
Polorum Regina (Enlace)
Mariam, matrem virginem, attolite
Mariam Matrem Virginem attolite Ihesum Christum extollite concorditer.
Maria seculi asilum defende nos. Ihesu tutum refugium exaudi nos.
Iam estis nos totaliter diffugium totum mundi confugium realiter.
Ihesu suprema bonitas verissima. Maria dulcis pietas gratissima.
Amplissima conformiter sit caritas ad nos quos pellit vanitas enormiter.
Maria facta saeculis salvatio. Ihesu damnati hominis redemptio.
Pugnare quem viriliter per famulis percussus duris iaculis atrociter.
Mariam, matrem virginem, attolite (Enlace)
Stella splendens
Sequitur alia cantilena ad trepudium rotundum:
Stella splendens in monte ut solis radium miraculis serrato exaudi populum.
Concurrunt universi gaudentes populi
divites et egeni grandes et parvuli
ipsum ingrediuntur ut cernunt oculi
et inde revertuntur gracijis repleti.
Principes et magnates extirpe regia
saeculi potestates obtenta venia
peccaminum proclamant tundentes pectora
poplite flexo clamant hic: Ave Maria.
Prelati et barones comites incliti
religiosi omnes atque presbyteri
milites mercatores cives marinari
burgenses piscatores praemiantur ibi.
Rustici aratores nec non notarii
advocati scultores cuncti ligni
fabri sartores et sutores nec non lanifici
artifices et omnes gratulantur ibi.
Reginae comitissae illustres dominae
potentes et ancillae juvenes parvulae
virgines et antiquae pariter viduae
conscendunt et hunc montem et religiosae.
Coetus hic aggregantur hic ut exhibeant
vota regratiantur ut ipsa et reddant
aulam istam ditantes hoc cuncti videant
jocalibus ornantes soluti redeant.
Cuncti ergo precantes sexus utriusque
mentes nostras mundantes oremus devote
virginem gloriosam matrem clementiae
in coelis gratiosam sentiamus vere.
Stella splendens (Enlace)
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